Los tres elementos de luz
Los tres elementos de luz Los tres elementos de luz

La naturaleza combina la luz suave y dispersa del cielo con la luz viva y dirigida del sol. Por otra parte, en un entorno elegante de vivienda, se encuentran la luz difusa, que proporciona luminosidad, y la luz directa, que aporta la luz adecuada a determinadas zonas. Ambas son indispensables para una iluminación no solo funcional sino que también promueva el bienestar. La luz ambiente complementa la luz difusa y la luz directa. No solo sirve para iluminar, sino que tiene el efecto del fuego como objeto de luz y consigue crear una atmósfera extraordinaria..

Luz difusa

La luz difusa se distribuye uniformemente en la habitación y sirve para iluminar el conjunto de la estancia. Suele consistir en una luz o lámpara dirigida hacia el techo que irradia la luz uniformemente en todas las direcciones. Su objetivo es proporcionar la claridad necesaria que el ojo necesita para orientarse. Iguala las diferencias de luminosidad de la habitación y facilita la adaptación visual a las distintas zonas. La vista, de este modo, tarda más en fatigarse. Si falta este tipo de luz en un despacho donde solo haya una lámpara de lectura sobre el escritorio, por ejemplo, los contrastes resultarán desagradables a la vista. Una luz difusa uniforme genera, por el contrario, una atmósfera acogedora que fomenta la sensación de bienestar.  
Luz difusa
Luz directa

La luz directa aporta mucha luz allí donde se necesita para desempeñar determinadas actividades como el trabajo, la lectura o reuniones. Crea, al mismo tiempo, acentos de luz que son tan importantes para la armonía de una estancia como la luz difusa uniforme. La luz directa se obtiene de lámparas que proyectan la luz hacia abajo o hacia la pared. Cuanto más flexible sea la orientación de la lámpara, mejor se podrá dirigir la luz allí donde se necesite. Si solo iluminamos con luz difusa una mesa de reuniones, crearemos el efecto de una gran cocina. La iluminación directa, sin embargo, potenciará la atmósfera privada de una reunión. 
Luz directa

Luz de ambiente

La luz de ambiente permite crear un ambiente característico. Aunque emite luz, apenas alumbra. Antes bien, su misión es dar lugar a un ambiente acogedor, de fascinación y pasión. Su verdadero sentido es ser una caricia para el alma y para el corazón. La luz de ambiente produce su mejor efecto por la tarde, cuando nos rodea la oscuridad. Lo importante es que no sea demasiado clara, pues, de lo contrario, perdería su efecto. Debe brillar más que iluminar. La ubicación adecuada para una luz de ambiente es aquella en que pueda tener mayor efecto, como cerca del techo o de la pared, en la repisa de una ventana, en un aparador o una cómoda, en un estante o en el suelo.
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